2016

Un niño amable y muy cariñoso. Sus enormes ojos sólo transmitían unas ganas inmensas de ser el Ángel de Tudela.
En los ensayos fue descubriendo también su lado más travieso y pícaro con bromas y ataques de risa incluidos, que demostraban su tranquilidad e ilusión por lo que estaba preparando.
El 27 de marzo hacía frío, mucho frío, pero lucía un precioso sol que brillaría toda la jornada.
Santiago llegó algo serio y pensativo al desayuno. Parecía estar muy concentrado en su papel y no querer despistarse ni un momento.
Hablaba bajito y contaba a los demás su próximo viaje a un parque de atracciones en el que también habría sitios con altura para montarse.
Ya en la plaza Nueva la puntualidad marcó el inicio de la ceremonia. A las 08:50 la Virgen salió de la Catedral a su encuentro con el Ángel. Y a las 09:00 el templete se abrió para que Santiago volara. Un vuelo pausado y solemne. Sonreía e incluso saludaba a algún conocido. Todo salió impecable y la alegría volvió a inundar Tudela.
Ya en la Catedral el pequeño Ángel hizo una confesión: “era poca altura para mí y me lo he pasado muy bien”.

Gracias Santiago.

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